Recuerdo mi infancia no como un período dorado sino como una época llena de terrores de todo tipo, donde mi deseo no encontraba una vía de expresión, donde sentía el dolor de no poder poner en palabras lo que sentía, donde era incomprendido o malinterpretado a diario, cuando no soslayado o subestimado. Mis tardes pasaban entre el tedio de lo conocido y el vértigo de lo desconocido, y sólo me mantenía el ánimo saber que en algún momento iba a crecer e iba a poder desplegar todo el ser que entonces estaba comprimido.
1 comentario:
Qué jodido es ser niño. Qué lo parió.
Lo más cómico es que uno se entera de que ser niño no era realmente tan jodido cuando uno ya no es niño y se da cuenta de que lo realmente jodido es haber dejado de ser niño.
O sea. Neurosis. ;-)
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